San Pedro (B), viernes 14 de mayo de 2010
JUNTA ELECTORAL de la
UNIÓN CÍVICA RADICAL de la PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Sr. Presidente Gabino C. Tapia y demás miembros del honorable cuerpo.
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De mi mayor consideración.
Por medio de la presenta me dirijo a usted preocupado por la injusta oficialización de la lista Nº27 del Distrito de San Pedro. Digo injusta ya que, entre otros, el candidato a Presidente Enrique Daniel Spies DNI 30.050.345, no cumple con los 4 (cuatro) años de antigüedad requeridos por nuestra carta orgánica ya que su ficha de afiliación fue presentada, ante el órgano partidario que usted preside, en diciembre de 2008.
Lo llamativo es que en el padrón figura con fecha de afiliación del 20 de diciembre de 2004. Es decir, estaría habilitado para participar de la contienda electoral. Es preocupante porque estamos ante un caso concreto de adulteración de la fecha de afiliación.
Esta irregularidad fue advertida por la prensa local y publicada por La Opinión Semanario en su edición 1945 del día miércoles 12 de mayo de 2010. (ver: www.laopinionsemanario.com.ar)
Hable con el Presidente de la Junta Electoral Distrital y me manifestó que no había encontrado anomalía alguna por eso oficializo las dos listas presentadas y las remitió a la Junta Electoral del Comité Provincia.
Esta forma de proceder que nada tienen que ver con la Unión Cívica Radical, y es más propia de otros partidos, me ha hecho reflexionar sobre algunos males que aquejan a nuestro partido.
Todo movimiento revolucionarios tienen un problema central. La transmisión de los valores de la generación fúndante a las generación venideras.
Este problema lo tiene el gobierno de cuba. Cuando Fidel Castro renunció a ser candidato a Presidente generó todo tipo de especulaciones sobre el destino de la Isla. Lo cierto es que, todavía vivos los actores de la Revolucionó, era de esperarse que continuasen gobernando ellos ya que quienes pueden sucederlos nacieron después de 1959 y no conocieron las atrocidades del gobierno de Batista.
La Unión Cívica Radical tiene éste mismo problema. Sus ideales originarios fueron transmitidos a jóvenes como Lebensohn, Balbín, Illia, Larralde, etc., por sus fundadores (Alem, Yrigoyen, Alvear, etc.), quienes predicaban con su conducta lo que transmitían con sus palabras; y además ganaban contiendas electorales. Éstos jóvenes, ya adultos, continuaron con los ideales de la U.C.R. aún en las épocas más duras de nuestro país.
El problema comienza con los nacidos después de 1930. Testigos del surgimiento del peronismo y de sus logros electorales y movilizaciones multitudinarias, crecieron viendo como las ideas del radicalismo se mencionaban, pero no se aplicaban y no se ganaban elecciones.
Fascinados por la capacidad electoral del peronismo copiaron su metodología peronisando la Unión Cívica Radical. Convirtieron las ideas radicales en una utopía y la metodología peronista en requisito incuestionable para ganar elecciones internas y generales. Creyeron erróneamente que se puede ser radical discursivamente y peronistas metodológicamente.
Éste problema enfrentamos hoy los radicales. El de preservar las ideas que dieron origen a la Unión Cívica Radical en las nuevas generaciones no solo dogmáticamente sino pragmáticamente.
El repudiable acto mencionado en el primer párrafo, no es un hecho aislado. Está enmarcado en ésta forma de hacer política peronista, dentro y fuera del partido, transformada en costumbre donde las influencias tienen más importancia que el apego al cumplimiento de nuestra carta orgánica y de la ley.
Debemos rencausar al partido a su idea original.
La Unión Cívica Radical es el garante de la moral pública, sostenimiento de la República, restaurador de la democracia, y condena del genocidio.
“Doctrina para que nos entiendan, conducta para que nos crean” decía Moisés León Lebensohn. En este tiempo de confusión doctrinaria estamos a punto de presenciar la oficialización de la lista Nº27 a cuyo candidato a Presidente se le modifico su antigüedad del padrón electoral para poder serlo. ¿A que parte de nuestra historia debemos recurrir para justificarlo? ¿Que honestidad, ética y moral podremos representar? ¿Qué ha motivado a los demás integrantes de la lista a avalar esta conducta? ¿Qué valores le transmitimos a nuestros jóvenes actuando de esta manea? Estas preguntas sin respuesta aparente son parte de las interrogantes sobre el destino de nuestro partido. El afiliado en particular y el ciudadano en general no nos entiende y mucho menos nos cree y tienen fundadas razones para hacerlo.
Por el bien de todos recurro a usted para evitar ésta deformaciones ideológicas cuyas consecuencias serán irreversibles.
Sin más, lo saludo atentamente.
Pablo Rodolfo Bardelli
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